La aplicación CBP One es una herramienta desarrollada por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos (CBP) para facilitar el control migratorio en la fronteraamericana. Anunciada por la Casa Blanca en 2020 como parte de una serie de medidas para gestionar el creciente flujo de inmigrantes, la aplicación permitiría a los solicitantes de asilo adelantar sus solicitudes y programar una visita a un puerto de entrada en Estados Unidos, evitando la necesidad de esperar días en la frontera.
Por lo tanto, la expectativa respecto de las funcionalidades de la aplicación era reducir los tiempos de espera y aglomeraciones en los puertos de entrada de Estados Unidos, además de reducir el número de personas que se quedan en la frontera entre México y Estados Unidos, además de mitigar los problemas asociados a estas aglomeraciones, permitiendo un proceso de detección más seguro, ordenado y humano, según lo comunicado por la Casa Blanca.
Sin embargo, esto no fue lo que sucedió desde el momento del anuncio. La política de inmigración estadounidense se ha vuelto más estricta: los inmigrantes sorprendidos intentando ingresar ilegalmente al país ahora serán expulsados y sujetos a una prohibición de cinco años, impidiendo su reingreso durante este período.
Debido a esto, surgió una marcada preocupación entre las entidades de defensa de inmigrantes y refugiados. Este es el caso del informe de Amnistía Internacional (2024), que caracteriza la práctica como una “clara violación de los derechos humanos internacionales y del derecho internacional de los refugiados”, y un malestar que acentúa el tema de la desigualdad tecnológica, ya que no todos tienen un teléfono celular o formas de acceder a Internet. Sin embargo, como señaló Paul O'Brien, director ejecutivo de Amnistía Internacional Estados Unidos, existen temores sobre el uso inapropiado de la información personal proporcionada por los inmigrantes.
Para agravar el problema, el uso de CBP One se vio reforzado por la Circumvention of Lawful Pathways Final Rule (Regla final de evasión de vías legales), introducida por la administración Biden en 2023, que impone duras restricciones a quienes buscan asilo en los EE. UU. desde México a lo largo de la frontera sur.
Como resultado, con el aumento de los tiempos de espera y la incertidumbre en torno a la asignación de citas, muchos solicitantes de asilo se ven obligados a tomar decisiones arriesgadas para cruzar la frontera hacia los Estados Unidos sin citasprogramadas, poniendo en riesgo sus vidas y potencialmente dejando de ser elegibles para asilo debido a “Asylum Ban” (la prohibición de asilo) de Biden.
La aplicación CBP One dificulta la programación de citas para solicitar la entrada a los Estados Unidos
La falta de estabilidad y accesibilidad en el uso de la aplicación sólo resalta puntos que se hacen evidentes en la situación que involucra a CBP One, ya que, según el informe de Amnistía Internacional, existen muchas dificultades. Entre ellos encontramos: la barrera tecnológica, las limitaciones del idioma y la alfabetización, la desinformación y la arbitrariedad en la asignación de citas.
Aún así, según el
informe, la aplicación “funciona de manera rutinaria” y presenta frecuentemente
mensajes de error a los usuarios, factor que apenas inicia el
proceso de programación de citas para las cuales se requiere acceso a puertos
de entrada a EE.UU.. Los migrantes también enfrentan barreras lingüísticas,
como que la aplicación está disponible solo en tres idiomas (inglés, español ycriollo haitiano) y ante la falta de accesibilidad
para aquellos que no están alfabetizados, también hay una falta de
oportunidades para obtener una cita.
Las historias que ejemplifican los obstáculos antes mencionados incluyen a Michel, cuyo apellido no fue identificado. Es un albañil de 35 años, nacido en Ciudad Juárez y habla de sus experiencias frustradas al intentar agendar una cita para pedir refugio: “Se lo está poniendo difícil”. Mencionó que la aplicación se detiene repentinamente, en cualquiera de sus pasos. Además, para intentar programar una cita, necesita trabajar diariamente en “extras” para realizar las recargas de internet necesarias para que su esposa también pueda intentar programar una cita.
Otro caso similar es el de Glória, una guatemalteca de 56 años que muestra confusión sobre los procesos de refugio y asilo: “Dije que necesitas un patrocinador en Estados Unidos, y yono tengo”. Esta falta de claridad revela poca información a los migrantes sobre los requisitos de asilo para cada nacionalidad, dado que estos requisitos sólo se aplican a ciudades de Cuba,Haití, Nicaragua y Venezuela.
Finalmente, una mujer mexicana, que también solicita asilo, dice que intentó programar una cita hace tres meses y expresa su desesperación ante la incertidumbre: “Llevo tres meses tratando de programar una cita. Pensé que las citas estaban en orden. Es enloquecedor".
En cuanto a su presentación, es interesante resaltar que una de las deficiencias en el uso de la aplicación es el hecho de que funciona en un sistema de consulta aleatoria, brindando experiencias inconsistentes entre los solicitantes de asilo.
Desde esta perspectiva, Paul O'Brien afirmó que “la solicitud CBP One transforma el derecho legal de asilo en un sistema de lotería basado en la ausencia de azar”, enfatizando que es posible que los solicitantes de asilo nunca alcancen la seguridad en los Estados Unidos simplemente porque es posible que nunca consigamos una cita.
De esta manera, todo el malestar que impregna el tema no hace más que agravarse por un análisis realizado por el Security Lab de Amnistía Internacional que reveló que la aplicación CBP One envía información e identificadores de dispositivos al servicio Firebase de Google, algo que no se informa a los usuarios, lo que genera preocupaciones sobre la privacidad, la vigilancia y la posible discriminación.
Digitalización en el humanitarismo: ¿un facilitador o una
nueva barrera?
Considerando todos los problemas que implica el uso de CBP One y basándose en la literatura de Austin Kocher, Glitches in the Digitization of Asylum: How CBP One Turns Migrants' Smartphones into Mobile Borders y Martina Tazzioli, Digital expulsions: Refugees’ carcerality and the technological disruptions of asylum, es posible cuestionar toda digitalización en la vida de los inmigrantes en los procesos humanitarios.
En primer lugar, el trabajo de Kocher (2023) pretende argumentar que las fallas que permean las funcionalidades de la aplicación CBP One, en lugar de meros accidentes, son el resultado de decisiones políticas que obligan a los migrantes vulnerables a depender aún más de “tecnologías experimentales” que dificultan el proceso de solicitud de asilo. Por tanto, las nuevas herramientas modernas limitan el acceso a la ayuda humanitaria, ya que muchos no pueden superar las barreras digitales.
Ante esto, surgen muchas preguntas pertinentes (Kocher, 2023): ¿Cómo deberíamos evaluar el uso que hace el gobierno de los teléfonos inteligentes de los migrantes como mecanismo para acceder al asilo? Se puede confiar en que una agencia cuya misión es el control de fronteras creará software confiable para los migrantes en riesgo de persecución, mientras esa misma agencia expande otras formas de vigilancia que facilitan la exclusión de los migrantes?
Muchos puntos conducen a respuestas desfavorables en cada una de estas preguntas, ya que es precisamente con estas reflexiones que Kocher (2023) explica los efectos tecnológicos en la vida de los inmigrantes a través de la noción de expulsión digital, introducida por Martina Tazzioli, en la que “gobiernan a través de la desorientación”:
1. Los espacios disponibles para programar son muy limitados y se llenan rápidamente. Esto perjudica a las familias con muchos hijos, ya que se necesita más tiempo para ingresar la información biográfica, lo que lleva a que algunos se separen.
2. Inicialmente, la aplicación se lanzó solo en inglés y español y, por lo tanto, era inaccesible para los solicitantes de asilo haitianos. Incluso después de la introducción del idioma criollo haitiano, la calidad de la traducción fue calificada comobaja.
3. La aplicación CBP One fue descrita repetidamente como “fallida”, es decir, presentaba muchos fallos, errores y fallos inesperados que dificultaban la programación de citas.
4. El software de reconocimiento facial de la aplicación, según las acusaciones, discriminaba a los inmigrantes de piel más oscura, de modo que no podían ser reconocidos adecuadamente en la plataforma.
Todos estos puntos corroboran la posición de Martina Tazzioli (2023, p. 1300), en la que las tecnologías digitales en el humanitarismo, para los refugiados, se utilizan principalmente para dificultar que los migrantes se conviertan en solicitantes de asilo y tengan acceso a derechos y apoyo financiero-humanitario.
Además, a través de las expulsiones digitales, actores privados y estatales capitalizan el desplazamiento de inmigrantes a través de la economía basada en datos, en la que los solicitantes de asilo se transforman en fuentes de extracción de datos para justificar nuevas intervenciones y la implementación de nuevos sistemas tecnológicos (Tazzioli, 2023, pp. 1302-1303), algo que se suma a la preocupación de Paul O'Brien, por el temor al mal uso de la información proporcionada en la aplicación.
La no neutralidad de la tecnología y el atractivo de Amnistía
Internacional
Las dinámicas retratadas resaltan cómo la digitalización en el humanitarismo margina a los migrantes y los transforma en sujetos de control, utilizando tecnologías que aumentan la vigilancia y perpetúan la exclusión. Al analizar la migración desde la perspectiva de estas barreras digitales, queda claro que las tecnologías no son neutrales; funcionan como herramientas para fortalecer las estructuras de poder que limitan el acceso a los derechos fundamentales e intensifican las desigualdades. Por lo tanto, en lugar de servir como puentes hacia la protección y la justicia, estas innovaciones tecnológicas muchas veces se convierten en obstáculos que aumentan la precariedad de los migrantes y dificultan aún más su integración y supervivencia.
Es necesario mencionar que el uso de la tecnología no es del todo negativo, ya que su potencial beneficioso es simétricamente proporcional al daño cuando se aplica de forma planificada e inclusiva. Sin embargo, lo que se observa actualmente, en este caso, es un incentivo para transformar a los solicitantes de asilo en inmigrantes ilegales.
Con base en lo anterior, Amnistía Internacional hace un llamamiento a Estados Unidos cesar de inmediato la implementación de la Prohibición de Asilo y el uso obligatorio de la aplicación CBP One: Ana Piquer, directora para las Américas de la organización, destaca que si bien las innovaciones tecnológicas pueden ofrecer tránsito más seguro y procesos fronterizos más ordenados, “programas como CBP No se puede condicionar y limitar la forma en que se busca protección internacional en Estados Unidos”. Amy Fischer, directora de Derechos de Refugiados y Migrantes de Amnistía Internacional Estados Unidos, por su parte, sostiene que “Estados Unidos tiene la obligación moral y legal de proteger a todas las personas que buscan seguridad en nuestro país”.
Como resultado, muchos procesos que involucran a migrantes internacionales requieren absolutamente una revisión cuidadosa y humana para obtener la recepción sustancial que necesitan. Ya que, en palabras de Tazzioli (2023, pp. 1303-1311), la experiencia de los inmigrantes resulta asfixiada, confinada y perturbada. Se convierten en usuarios forzados de la tecnología, despojados de su tiempo y agotados de susvidas.