La administración de Donald Trump está lista para adoptar una nueva medida que podría debilitar la protección de los migrantes contra paradas y detenciones por parte de agentes de la Patrulla Fronteriza y del ICE. La decisión prevé la suspensión del uso de cámaras corporales por parte de estos cuerpos policiales, una herramienta que había sido utilizada para garantizar una mayor transparencia en los encuentros entre autoridades e inmigrantes. Este cambio representa otra reversión de las políticas implementadas durante la administración de Joe Biden, lo que pone de relieve el esfuerzo de Trump por desmantelar el legado de su predecesor.

Según un artículo de El País, fuentes anónimas dijeron a NewsNation que los agentes de la Patrulla Fronteriza fueron notificados oficialmente sobre la interrupción del uso de cámaras corporales en cualquier entorno operativo. La justificación presentada por las autoridades es la necesidad de proteger a los agentes policiales, alegando que los particulares pudieron identificar a los agentes mediante cámaras de forma remota a través de dispositivos y aplicaciones móviles. La suspensión permanecerá vigente hasta que se completen las investigaciones sobre los supuestos riesgos, sin expectativa de reanudación.

La adopción de cámaras corporales por parte de los agentes de inmigración ha sido un tema debatido desde la administración de Barack Obama, pero solo se convirtió en política oficial durante la administración de Biden. El uso de estos dispositivos era una demanda de larga data de los defensores de los inmigrantes, que veían las cámaras como una forma de frenar los abusos y garantizar una mayor rendición de cuentas por parte de las fuerzas de seguridad. En 2022, Biden firmó una orden ejecutiva que ordena que las agencias federales de aplicación de la ley adopten el uso de las cámaras, lo que llevó a la distribución de 1.600 dispositivos a agentes de ICE en diversas operaciones, incluidos arrestos e investigaciones comunitarias.

Poco antes de la transición del gobierno a los republicanos, los demócratas reforzaron la política de cámaras corporales, destacando su importancia para la transparencia y la generación de confianza pública. El entonces director de ICE, Patrick J. Lechleitner, defendió la medida como esencial para modernizar las prácticas de la agencia y garantizar la responsabilidad de los agentes. Además, las cámaras también sirvieron como prueba en investigaciones sobre posibles violaciones de derechos humanos cometidas en la frontera, señaló El País.

La derogación de esta política por parte de Trump generó preocupación entre quienes creen que la ausencia de cámaras podría abrir espacio para abusos por parte de los agentes, especialmente en un contexto en el que la administración republicana busca endurecer la inspección y deportación de inmigrantes indocumentados. La postura agresiva de Trump en materia de inmigración se ha manifestado de varias maneras, incluida la militarización de la frontera, el desmantelamiento de los programas de regularización y el aumento del número de vuelos de deportación. Aunque logró reducir significativamente los encuentros en la frontera en un corto período, Trump dijo que todavía no está satisfecho y seguirá intensificando sus acciones contra la inmigración ilegal.