El 17 de mayo, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, firmó cuatro leyes que restringen los derechos de la población LGBTQI+ en el estado. En la nueva legislación se destacan: limitación del acceso a la atención médica para personas transgénero; prohibición de la presencia de menores en espectáculos de drag; y restricciones en el acceso al baño para personas trans.
Estas leyes se encuentran dentro de un contexto que está cambiando la realidad de Florida. Bajo la administración de DeSantis, el estado está cambiando cada vez más hacia la derecha conservadora, promulgando una legislación controvertida sobre temas de diversidad y sexualidad. El año pasado se sancionó el proyecto del gobernador conocido por los opositores como “Don’t say gay”, trayendo varias limitaciones a la discusión sobre orientación sexual e identidad de género en las escuelas del estado, con duras sanciones para los docentes si no se respeta la ley. Cabe destacar que Florida ha estado liderando a otros estados “conservadores” a aprobar legislación que limita los derechos de la población LGBTQI+, especialmente de las personas transgénero.
Por lo tanto, surge la pregunta: ¿cómo sucedió esto y cuáles son las consecuencias de las políticas de Ron DeSantis tanto para Florida como para Estados Unidos?
Elegido por primera vez en 2018, Ron DeSantis es uno de los líderes más controvertidos de la historia estadounidense reciente. Con una carrera que combina éxitos militares y políticos, fue una de las principales voces de la campaña de Trump y del movimiento conservador, señalando los cambios que ahora están en marcha en Florida. Cuando asumió el cargo en 2019, ganó atención nacional durante la pandemia de Covid-19, relativizando la amenaza del virus y facilitando las reglas de distanciamiento social. Luego, sin fundamento, atribuyó que estas medidas estarían detrás de la baja tasa de mortalidad por el virus y la resiliencia de la economía de Florida en comparación con otros estados. Según el Centro para el Control de Enfermedades (CDC) de EE. UU., las tasas de mortalidad en Florida fueron muchas veces más altas que las de los estados liderados por demócratas en la costa oeste y el noreste del país. Además, denunció fraude en las elecciones presidenciales de 2020, restringió el acceso al aborto, creó leyes que censuran libros considerados “ideológicos”, prohibió la enseñanza de la Teoría Crítica Racial y, recientemente, viene aprobando leyes que limitan los derechos de la población LGBTQI+.
Bajo el lema “Where woke goes to die”, DeSantis ha ido transformando Florida en un bastión de políticas conservadoras que, para otros estados del país, resultan demasiado radicales. Lugares como Colorado, Maryland, Michigan y Minnesota han aprobado legislación que protege los derechos de las personas transgénero, así como otros estados que garantizan el derecho al aborto sin demasiadas restricciones.
Las políticas de DeSantis son polarizadoras. División es la palabra que mejor describe este momento, que está alcanzando proporciones descomunales y convirtiéndose en el blanco de importantes batallas legales, como la conflictiva relación entre el gobernador y Disney. El año pasado, el gigante del entretenimiento criticó la ley que prohibía la enseñanza de pautas sobre orientación sexual e identidad de género en las escuelas, lo que derivó en una batalla legal que culminó con el fin del control de Disney sobre su distrito especial en Orlando.
Muchos afirman que estas acciones están diseñadas para atraer votantes más allá de Florida. Esto se debe a que el gobernador es citado como uno de los candidatos del partido a la presidencia, ocupando el segundo lugar, detrás del expresidente Donald Trump, en las encuestas sobre las primarias del Partido Republicano. Cabe señalar que los dos se han estado atacando en los últimos meses, al mismo tiempo que DeSantis recorre el país pregonando sus acciones en Florida. A modo de comparación, en encuestas recientes el gobernador suele alcanzar el 30% de las intenciones de voto de los votantes republicanos, y las hipotéticas encuestas que lo ubican como el candidato oficial del partido frente a Joe Biden, muestran una contienda reñida, con el gobernador incluso aventajando a algunos de ellos.
Es decir, Florida y Estados Unidos cambiaron tras la elección de DeSantis. Sus políticas conservadoras están captando la atención de los votantes republicanos en todo Estados Unidos, además de colocarlo en el centro de la política nacional. Fue reelegido en 2022 con un porcentaje cercano al 60% de los votos, muestra de su popularidad en el estado, al mismo tiempo que Disney renuncia a inversiones multimillonarias por esta supuesta “persecución” (Disney cancels Florida project. Here's what you need to know. (pnj.com)) y la Asociación Nacional para el Avance de las Personas de Color (NAACP), una de las principales organizaciones que luchan contra la discriminación en los Estados Unidos, ha clasificado a Florida como un entorno "activamente hostil" para minorías, debido a políticas recientes que afectan a diferentes grupos. Entonces, ¿cuál será el destino del gobernador y sus políticas, ya que ahora se ha convertido oficialmente en candidato a la Casa Blanca? Solo el tiempo dirá si Estados Unidos se convertirá en el país donde va a morir la “cultura woke”.