A pesar de su estatura relativamente baja (170 cm), Hannah Hidalgo, una estrella del baloncesto universitario femenino en la Universidad de Notre Dame, lo compensa con su habilidad y determinación en la cancha. Es una de las pocas jugadoras de la División I con ascendencia latina, ya que su padre es de Puerto Rico. Esta representación es significativa considerando que solo un pequeño porcentaje de atletas de baloncesto universitario se identifican como hispanas o latinas.
“Según el Instituto para laDiversidad y Ética en los Deportes (TIDES), sólo el 2,9% de las atletas de baloncesto universitario de la División I se identifican como hispanas o latinas” .
Hidalgo tuvo una notable carrera en la escuela secundaria y continuó destacándose en Notre Dame, contribuyendo significativamente al éxito del equipo. Es una jugadora polivalente, capaz de sumar muchos puntos, asistencias, robos e incluso rebotes, a pesar de su altura. Su impresionante desempeño la llevó a batir récords y ser una pieza clave en el éxito actual de Notre Dame, según el artículo del Latin Times.
Además de sus logros en el baloncesto universitario, Hidalgo también representó a los Estados Unidos en competencias internacionales y fue reconocida como la Atleta Femenina del Año de USA Basketball. Aunque está orgullosa de sus raíces puertorriqueñas, Hidalgo está en el proceso de reconectarse con su identidad latina, buscando aprender más sobre su cultura y hablando casi con fluidez el español.
Según la publicación, su ascenso como estrella latina en el baloncesto universitario también tiene un mayor impacto, sirviendo como modelo a seguir para otras jóvenes latinas que aspiran a seguir carreras en el deporte, especialmente considerando la subrepresentación de los latinos en la WNBA. La historia de Hidalgo es un ejemplo de determinación, talento e identidad cultural en un mundo deportivo a menudo dominado por otras narrativas.