El representante Henry Cuellar, demócrata de Texas, y su esposa, Imelda, fueron acusados de participar en un esquema de soborno de 600.000 dólares que involucraba a Azerbaiyán y un banco mexicano, según una acusación federal revelada en Houston. Los cargos incluyen soborno, lavado de dinero y actuar como agente de una entidad extranjera mientras era empleado del gobierno de Estados Unidos, según un artículo del TheNew York Times.
Cuellar está acusado de aceptar sobornos a cambio de apoyo legislativo favorable a intereses extranjeros, incluida la promoción de proyectos de ley para beneficiar a empresas que pagaron sobornos a su familia. La acusación también alega que Cuellar intentó debilitar las leyes relacionadas con la industria de préstamos de día de pago y el sector bancario mexicano.
Aunque muchas de las acciones de Cuellar parecían ser actividades legítimas de formulación de políticas, los fiscales sostienen que había motivos ocultos detrás de ellas, lo que convirtió estas acciones en un plan ilegal y mercenario. La pareja fue puesta en libertad bajo fianza y negó con vehemencia las acusaciones.
Estas acusaciones representan un momento delicado para los demócratas, ya que Cuellar es un miembro destacado del partido y representa un distrito clave a lo largo de la frontera con México. La acusación también plantea dudas sobre las perspectivas de reelección de Cuellar y tiene el potencial de dañar la imagen del partido.
En la acusación se destacan las interacciones detalladas entre Cuellar y funcionarios azerbaiyanos, junto con evidencia de esfuerzos para influir en la política exterior de Estados Unidos a favor de Azerbaiyán. Estas interacciones incluyeron discursos que elogiaron a Azerbaiyán en el Congreso e intentos de presionar a la administración Obama para que adoptara una postura más dura contra Armenia.
El caso de Cuellar se hace eco de acusaciones anteriores contra otros políticos, como el senador Robert Menéndez, y plantea preocupaciones sobre el tráfico de influencias y la corrupción en el sistema político estadounidense. La acusación también destaca el papel de Azerbaiyán en el lobby de Estados Unidos y su intento de obtener apoyo para sus agendas a través de influencia política y financiera.
Aunque Cuellar ha negado las acusaciones y ha mantenido su inocencia, el caso continúa desarrollándose, planteando dudas sobre la ética y la integridad en el gobierno y la política.