La crisis del sistema de asilo de Estados Unidos, a pesar de las lamentaciones de líderes políticos de diferentes tendencias sobre su colapso, encuentra soluciones propuestas incoherentes que hasta ahora no han sido efectivas. Estas respuestas no abordan las raíces del problema: un sistema de asilo obsoleto e inadecuado para abordar las amenazas que enfrentan los refugiados en el siglo XXI.
A medida que aumenta el número de personas que buscan asilo, la respuesta instintiva de los responsables políticos ha sido restringir quién y cuántos pueden recibir esta protección. Un texto de análisis de Los Angeles Times critica las recientes acciones del presidente Joe Biden, quien estableció restricciones sin precedentes al derecho a solicitar asilo, incluido el establecimiento de límites arbitrarios al número de encuentros en la frontera que podrían desencadenar el cierre del sistema. Incluso con estas medidas, Biden enfrenta críticas por no haber implementado barreras aún mayores.
La propuesta central del texto es que Estados Unidos debe hacer lo contrario de lo que ha hecho: en lugar de restringir, debería ampliar la definición de quién se considera refugiado. El autor sostiene que si bien esta idea puede parecer contradictoria, ampliar la definición ayudaría a reducir el caos, la anarquía y la desigualdad en las fronteras, así como aliviar la carga sobre el sistema judicial de inmigración, que actualmente maneja más de 1,5 millones de casos pendientes.
También hay una referencia a la definición de “refugiado” adoptada por Estados Unidos en 1980, que se basó en la Convención de la ONU sobre Refugiados de 1951. Esta definición protege a quienes tienen un “temor fundado de persecución” debido a su identidad o creencias. Sin embargo, el autor critica que juzgar las solicitudes de asilo con base en este criterio se ha convertido en un proceso lento y exhaustivo, descuidando a menudo otras amenazas graves a la vida y la integridad física, como la guerra y la violencia indiscriminada.
Como cuestión de principios y de conformidad con el derecho internacional, la publicación enfatiza que Estados Unidos debe actualizar sus estándares de asilo para responder a las amenazas reales que enfrentan las personas que huyen de la guerra, la violencia de las pandillas, los desastres climáticos y otras crisis. Una definición ampliada de refugiado no sería una invitación abierta a la migración, sino más bien una forma más eficiente y humana de determinar quién realmente necesita protección.
Al adoptar criterios más amplios y claros, Estados Unidos podría gestionar mejor el flujo de solicitantes de asilo, reducir la carga sobre los tribunales de inmigración y hacer que el sistema sea más justo y eficaz. Por lo tanto, es importante abogar por un cambio fundamental en el enfoque estadounidense sobre el asilo, inspirado en ejemplos internacionales exitosos.