La violencia armada se ha convertido en una de las principales preocupaciones de los votantes hispanos ylatinos en Estados Unidos de cara a las elecciones de 2024. Diversos datos, como los señalados por el Center for American Progress, demuestran que la población en cuestión sufre ataques desproporcionadamente respecto a otros grupos étnicos, ya sea por mayores tasas de tiroteos selectivos, como los casos de El Paso en 2019, y Uvalde en 2022, o porque tienen el doble de posibilidades de morir por armas en ciertos estados cuando en comparación con la población blanca.

Precisamente por esta realidad afectada por la brutalidad, muchas personas apoyan el control de armas, como el 68% de los adultos hispanos que apoyan endurecer las leyessobre armas para proteger a sus comunidades. Pese a esto, en medio de esta discusión resalta una necesidad: aun cuando una gran parte desea dicho endurecimiento, muchos latinos se sienten impulsados ​​a adquirir armas pensando en la autodefensa.

Es en base a esta problemática que el activista Felipe Gómez fundó la Asociación Latin Rifle Association, una organización sin fines de lucro que tiene como objetivo defender los derechos a armas desde una perspectiva latina y, al mismo tiempo, poner en agenda las necesidades de un nicho tan afectado por estos daños.

Desde esta perspectiva, es razonable considerar que en las próximas elecciones los candidatos tendrán que enfrentar estas demandas de los votantes latinos, especialmente entre los más jóvenes, quienes entienden la violencia armada como un tema urgente.

Casos de brutalidad contra latinos en EE.UU.: El Paso en 2019 y Uvalde en 2022

Las masacres contra latinos en Estados Unidos son puntos de alerta de violencia motivada por el odio racial, especialmente cuando las víctimas son atacadas con armas. Dos de los incidentes más notables que involucran ataques deliberados contra esta comunidad son el tiroteo masivo en Walmart en El Paso, Texas, en 2019 y el ataque a la escuela primaria en Uvalde, Texas, en 2022.

En el primer caso, ocurrido el 3 de agosto de 2019, Patrick Crusius abrió fuego en una tienda Walmart en El Paso, Texas, matando a 23 personas e hiriendo a varias más. Según CNN, el ataque estuvo motivado por la ideología supremacista blanca, con el tirador confesando que el objetivo era matar mexicanos.

Antes del ataque, Crusius había publicado un manifiesto en línea en el que expresaba una retórica xenófoba, asociando la inmigración latina con una "invasión" cultural y racial de Estados Unidos. El ataque de El Paso fue uno de los más mortíferos dirigidos específicamente contra latinos en la historia moderna de Estados Unidos, y dejó una herida psicológica duradera en la comunidad local y las familias de las víctimas.

El segundo episodio de violencia que afectó a la comunidad latina fue la masacre en la escuela primaria Robb, en Uvalde, Texas, en 2022. Aquí, la mayoría de las víctimas fueron niños latinos, baleados por Salvador Ramos, de 18 años, que ingresó a la escuela armado y mató a 19 niños y 2 maestros. Este caso se convirtió en el tiroteo escolar más mortífero en la historia de Texas.

La violencia armada contra los latinos explicada numéricamente y por la geografía de EE.UU.

Las masacres contra latinos antes mencionadas representan sólo una parte de los tipos de incidentes que enfrenta el público. Sin embargo, lo que llama la atención al analizar el uso de armas es la geografía en la que ocurrieron ambas situaciones: en el estado de Texas.

Esto no es casualidad según el análisis del Center for American Progress, ya que es posible notar un empeoramiento de las tasas de homicidios por arma de fuego según el estado norteamericano analizado: las leyes internas de cada lugar del territorio difieren entre sí y, inevitablemente, inciden en mayor o menor medida en este malestar. Entonces, lugares como Arizona, Texas y Florida ejemplifican cómo existe una correlación entre leyes débiles de control de armas y tasas de homicidio en aumento.

Como primer ejemplo, Texas, donde los latinos representan más del 40% de la población, es un estado donde tienen el doble de probabilidades de morir a causa de la violencia armada en comparación con los blancos. Además, la recurrencia de masacres dirigidas a este público es un fuerte indicio de que las leyes locales no son lo suficientemente estrictas para prevenir ataques, lo que deja a muchas personas a merced de atrocidades.

Además, un latino que vive en el estado tiene casi tres veces más probabilidades de morir por arma de fuego que alguien que vive en Nueva York y más del doble que un residente de Nueva Jersey. Entre los jóvenes, las cifras son aún más alarmantes: de 2019 a 2020, la tasa de homicidios con armas de fuego entre jóvenes hispanos en Texas aumentó un 37,5%.

Arizona, como segundo ejemplo, tiene la tasa más alta de homicidios con armas de fuego entre los jóvenes hispanos, con un número tres veces mayor en comparación con los jóvenes blancos no hispanos. Además, esta población tiene cuatro veces más probabilidades de morir por armade fuego que los residentes hispanos de Nueva York y casi el doble de probabilidades en comparación con un hispano en California.

Por último, los jóvenes hispanos en Florida, de 2019 a 2020, vieron aumentar las tasas de homicidio con armas de fuego entre personas de 24 años o menos en un42,3% lo que hace que este grupo tenga el doble de probabilidades de morir por homicidios con armas de fuego que los blancos del mismo grupo de edad.

Teniendo esto en cuenta, un análisis del Center for American Progress sugiere que las leyes sobre armas de fuego de Florida afectan desproporcionadamente a las comunidades minoritarias, como las mujeres negras y latinas. Esto se debe especialmente a que cinco años después de que el estado aprobara la ley Stand Your Ground, que permite la defensa armada sin necesidad de retirarse, la tasa de homicidios con arma de fuego entre hombres hispanos aumentó en un 27.9%.

Por lo tanto, pensando en un sentido más amplio, esto demuestra que las decisiones y los fracasos políticos, en lugar de proteger a estas poblaciones, las ponen en riesgo y facilitan el empeoramiento de sus tasas.

Impactos psicosociales en los latinos y la necesidad de cambio

De lo anterior se desprende claramente que no se puede ignorar la mortalidad de los latinos afectados por la violencia armada, siendo la más significativa entre los grupos étnicos. Las altas cifras de violencia contra los latinos justifican el sentimiento generalizado de inseguridad, incluso la adquisición de armas para la autodefensa o la creación de organizaciones, como la Latin Rifle Association, para defender los intereses latinos en materia de posesión de armas.

Ante la brutalidad, el 71% de los votantes latinos reportan temer por su "seguridad personal en tiroteos masivos en lugares públicos", otro 53% de los votantes se sienten "muy preocupados" por la violencia armada en sus comunidades. Por tanto, lo mínimo que espera este grupo son mejoras.

El Instituto Giffords Law Center enumeró varias políticas que pueden proteger a los latinos de la violencia armada, como la implementación de verificaciones de antecedentes universales, leyes de riesgo extremo y apoyo financiero para estrategias de intervención comunitaria contra la violencia. Estas comunidades están en el centro de la crisis de violencia armada y existe una necesidad urgente de aplicar estas soluciones que salvan vidas.

Mientras los hispanos exigen medidas para aprobar medidas de prevención de la violencia armada y expresan preocupación por la seguridad de sus comunidades, los funcionarios electos no escuchan; muchos han aprobado políticas que ponen a las comunidades hispanas en un riesgo aún mayor de sufrir violencia armada. Existen soluciones y las comunidades hispanas han sido claras sobre cuánto valoran la seguridad pública. Es hora de que los responsables políticos actúen.

Por lo tanto, en las elecciones de 2024, los candidatos que ignoren la urgencia de este tema corren el riesgo de perder el apoyo de una base creciente de votantes latinos, que se están organizando para exigir cambios que puedan proteger a sus comunidades de esta epidemia de violencia.