La construcción de una imponente “Base de Operaciones Avanzada” por parte del Departamento Militar de Texas en las afueras de Eagle Pass para albergar hasta 1,800 miembros de la Guardia Nacional marca un nuevo capítulo en el controvertido programa antiinmigrante del estado conocido como Operación Lone Star. Según HumanRights Watch, este proyecto, parte de un programa multimillonario, ha sido ampliamente criticado por sus consecuencias ambientales y sociales.

Las imágenes satelitales revelan una deforestación masiva en el área, mientras que videos recientes muestran una intensa actividad de construcción en el sitio. Se estima que la base podría costar a los contribuyentes de Texas hasta $400 millones para 2026, con planes de expandirse para albergar hasta 2,300 soldados, según la misma publicación. Sin embargo, esta militarización de la frontera no está exenta de polémica.

A pesar de las afirmaciones del gobernador Greg Abbott de que la Operación Lone Star tiene como objetivo combatir la actividad de los cárteles y reducir la migración no autorizada y el contrabando de drogas, no hay evidencia de que haya tenido un impacto significativo en estos temas. Por el contrario, el programa se ha relacionado con incidentes que resultaron en lesiones y muertes, incluidas persecuciones de vehículos a alta velocidad que investigó Human Rights Watch.

Además, la Operación Lone Star ha sido criticada por violaciones de derechos humanos, incluidas restricciones a la libertad de expresión y pertenencia a grupos que apoyan a los migrantes. Los residentes de Eagle Pass expresan un creciente descontento con el programa, especialmente después de incidentes trágicos como ahogamientos en el Río Grande.

La construcción de la base militar también generó críticas dentro de la comunidad, y los líderes locales argumentaron que los recursos podrían gastarse mejor invirtiendo en educación y salud comunitaria, en lugar de en un enfoque militarizado para abordar los problemas migratorios.

En resumen, en lugar de seguir invirtiendo recursos significativos en la militarización de las fronteras, muchos defienden la necesidad de un enfoque más humanitario y centrado en la comunidad para abordar las cuestiones migratorias, que respete los derechos humanos y promueva el desarrollo de comunidades fronterizas resilientes.