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Estados Unidos y México: Una relación que va allá de tacos y hamburguesas

Marcos Cordeiro Pires / Thaís Caroline Lacerda | 24/07/2022 14:16 | ANÁLISIS
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Una arenga de la Primera Dama de los Estados Unidos, Jill Biden, causó una gran repercusión en la comunidad latina de los Estados Unidos. En un discurso proferido en San Antonio (Texas) en un evento organizado por la Asociación de Defensa de los Latinos UnidosUS. De acuerdo con el The Guardian, ella intentó elogiar a la comunidad latina: “La diversidad de esta comunidad - tan distinta cuanto los bodegones del Bronx, tan bonita cuanto las flores de Miami y tan única cuanto los tacos de desayuno aquí en San Antonio, es su fuerza”. Sus palabras tuvieron una gran repercusión negativa, tanto entre los latinos progresistas como por los republicanos, que la reprodujeron a mayor escala para baquetear aún más los demócratas en la comunidad.


Aún conforme el The Guardian, la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos contestó a la Primera Dama al afirmar: “No somos tacos. Nuestra herencia como latinos es ahormada por varias diásporas, culturas y tradiciones alimentarias. No nos reduzca a estereótipos."  Los senadores republicanos Marco Rubio (FL) y Ted Cruz (TX) aprovecharon la oportunidad para estacar a los demócratas. Rubio, de Florida, cambió su perfil en Twitter por un taco y Ted Cruz, de Texas, comentó en la misma plataforma: “personalmente, soy más un chorizo, huevos y queso.” Los republicanos están animados en alcanzar los votos latinos después de la victoria de la congresista Mayra Flores en el tradicional reducto demócrata del Sur de Texas. Se percibe que esos republicanos se preocuparon por un comentario mamón como el de Jill Biden, pero no se preocuparon cuando, en 2015, Donald Trump llamó a los mexicanos de felones, narcotraficantes y violadores. 


A pesar del embate en torno a la tradicional comida mexicana, las relaciones entre los Estados Unidos y México son extremadamente complejas. En un primer momento, saltan a la vista los problemas de inmigración, legal e ilegal. La comunidad de inmigrantes venidos de México representa casi 62% de todos los latinos. Allende, hay un flujo estacional que se desplaza a las plantaciones de los Estados Unidos en épocas de cosecha. Además, el país es una ruta de inmigración ilegal de muchos otros grupos venidos de América Central y América del Sur. Acrescenta a esta relación el tema árido del tráfico de drogas y la violencia ocasionada por pandillas de calle en las grandes ciudades, como los “maras”. Al fin, el tema económico, ya que México está integrado en el Tratado de Libre Comercio “The United States-Mexico-Canada Agreement” (USMCA). En 2020, el país fue el segundo mayor destino de las exportaciones de los Estados Unidos (14,6%), detrás de Canadá (16%). Los Estados Unidos fueron el destino de 76,4% de las exportaciones mexicanas, y Canadá fue el segundo, con 3,8%.

 

En los últimos años, la relación bidireccional a nivel presidencial entre los EUA y México ha sido muy controversial, principalmente desde que Andrés Manuel Lopez Obrador, de centro-izquierda, ganó las elecciones en 2018. Tradicionalmente, los presidentes mexicanos ligados al Partido Revolucionario Institucional (PRI) y al Partido de Acción Nacional (PAN) siempre han buscado un alineamiento con los gobernantes de los Estados Unidos. Con todo, López Obrador, del Movimiento Regeneración Nacional (MORENA), está adoptando una posición más autónoma.

 

En ese aspecto, renta considerar que la relación con Donald Trump fue muy más amistosa que se podría suponer, tanto por posiciones ideológicas antagónicas como por las agresiones de Trump a los mexicanos, y también por críticas duras hechas contra el presidente de los EUA a lo largo de su campaña electoral en 2018. Mientras López Obrador logra una mayor margen de maniobra hacia su pauta interna, él prácticamente no llegó a conflicto con Trump, pues fue el primero gobierno a  ratificar el tratado USMCA, el 13 de diciembre de 2019, y no creó entraves a la implementación de la política migratoria de Trump conocida como “Remain in Mexico”, que forzaba los aspirantes a asilo en los Estados Unidos a esperar en suelo mexicano por una audiencia con jueces estadounidenses. En fin, López Obrador aguardó la definición de los resultados electorales para dar la bienvenida a Biden por su victoria en 2020.

 

Ese relacionamento amistoso pudo ser visto en el cambio de afabilidades entre los dos mandatarios cuando López Obrador visitó a Trump en Washington, el 8 de julio de 2020. En esta cita, el presidente mexicano declaró: “Usted no nos ha tratado como una colonia, fue lo opuesto, usted honró nuestro estatus de nación independiente. Es por eso que hoy estoy acá. Para expresar al pueblo de los Estados Unidos que su presidente se portó con nosotros con bondad y respeto”. En cambio, Trump aseguró que nunca antes los lazos entre México y Estados Unidos estuvieron tan fuertes y aún elogió a los mexicanos: “Ellos son personas que trabajan mucho, son personas increíbles, son una gran porcentaje de empresarios. Ellos son muy exitosos”, ha dicho Trump acerca de los mexicanos. 


En tesis, la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca podría significar un salto positivo en las relaciones entre ambos los países, pero en términos generales, la política exterior bajo administración demócrata ha mostrado tener una semblanza más “falcón” que el gobierno de Donald Trump, principalmente en lo que tañe a sujetos latino-americanos, como la permanencia de bloqueos económicos contra Cuba y sanciones contra los gobiernos de Venezuela, El Salvador y Nicaragua. Considerando que López Obrador defiende un mayor protagonismo a la Comunidad de Estados de América Latina y del Caribe (CELAC), contraponendose a la Organización de los Estados Americanos (OEA), creada por los Estados Unidos, los temas regionales son un punto de roce entre el gobierno mexicano y la gerencia de Biden. 


Un ejemplo de este roce se pasó mientras la Cumbre de las Américas, realizada en Los Ángeles, el junio pasado, cuando López Obrador se negó a participar de la reunión. Según el periódico El Economista, López Obrador declaró, el 6 de junio, “No voy a la Cumbre, Marcelo Ebrard, en mi nombre, representará el Gobierno de México. No voy porqué ni todos los países de las Américas están invitados y creo en una necesidad de cambiar la política que ven imponiendo exclusión por siglos.” En este caso, el presidente mexicano criticaba la postura de los Estados Unidos en no invitar a los gobiernos de Cuba, Nicaragua y Venezuela. La postura de Obrador fue seguida por los presidentes de Bolivia, Guatemala, Honduras y de otras 15 naciones caribeñas.

 

Semanas después de no prestigiar la Cumbre de las Américas, López Obrador fue recibido por Joe Biden en la Casa Blanca, el 12 de julio, para discutir temas como inmigración, tráfico ilegal de armas, personas y drogas, infraestructura fronteriza y medidas para enfrentar a las causas económicas de inmigración.


Durante la parte pública del encuentro en la Casa Blanca, el anfitrión abrió al debate, como sigue: “Señor presidente - mi amigo, mi aparcero - es bueno tenerlo de nuevo en la Casa Blanca. A lo largo del último año y medio, dedicamos nuestros equipos a los esfuerzos de todo el gobierno enfocados en la reconstrucción de la estructura sólida de las relaciones EUA-México. Como yo he dicho desde el principio - y digo eso en serio -, vemos a México como un aparcero igual. Nuestras naciones comparten lazos estrechos de familia y amistad, y estamos unidos por medio de nuestros valores y nuestra historia. Y para mí y mi gobierno, la relación EUA-México es vital para alcanzar nuestros objetivos, desde la lucha contra la COVID-19, la continuidad del crecimiento de nuestras economías, el fortalecimiento de nuestra sociedad y el abordaje de la inmigración como un reto hemisférico compartido”.

 

De su parte, López Obrador buscó encaminarse al conjunto más progresista del Partido Demócrata y a destacar la necesidad de una relación más equilibrada. También rescató relaciones creadas durante el gobierno de Franklin D. Roosevelt, como la “Política de Buena Vecindad”, como un paradigma para la actual relación con los Estados Unidos, ya que Roosevelt  supe articularse con gobernantes de matrices distintas, sin excluir a ninguno a priori: “A pesar de nuestras diferencias y también de nuestras quejas que no son fáciles de olvidar con el tiempo o con buenos anhelos - ellas no son fáciles de olvidar. No obstante, en muchas ocasiones, logramos coincidir y trabajar juntos como buenos amigos y verdaderos aliados. Durante el gobierno del presidente Franklin D. Roosevelt, pudimos ver una política que creemos ser una política muy eficaz y muy fraterna. Esos fueron otros tiempos. Pero, tuvimos circunstancias bastante semejantes a nuestras circunstancias existentes. Y de esas políticas debemos sacar buenas lecciones, por qué la historia es maestra de la vida. (...) Por eso, con mucha definición, determinación y desenvolvimiento, desde los primeros 100 días de su gestión, lanzó un vorágine de iniciativas que cambiaron el país y dieron nuevas esperanzas a sus habitantes. Y a lo largo de su administración, él también ha aplicado, él ha impuesto una política - una política de Buena Vecindad. Y eso es algo que fue impuesto y aplicado en todo el continente americano.”


Los resultados prácticos de la reunión podemos arrancar del comunicado conjunto de la reunión, que resumimos después:

 

Inflación: el tema de inflación tuvo realce en la reunión de la Cumbre. En ese sentido, ambos gobiernos se comprometieron a combatir la inflación, acelerando la facilitación del comercio bilateral y reduciendo los costes comerciales, tal cual prevé el acuerdo de Libre Comercio USMCA. Como parte de los esfuerzos conjuntos para mejorar la seguridad alimentar, México se comprometió a comprar hasta 20.000 toneladas de leche en polvo de los Estados Unidos, de obtener un millón de toneladas de fertilizantes (sulfato de amonio) para distribuir a los agricultores de subsistencia y seguir comprando ración animal para ayudar a los pequeños productores.

 

Infraestructura de frontera. Los gobiernos se comprometieron a concluir la modernización de la infraestructura fronteriza EUA-México para proyectos a lo largo de la frontera de 2.000 millas. El esfuerzo conjunto busca alinear prioridades, unir comunidades fronterizas y tornar el flujo de comercio y personas más seguro y eficaz. La ley de infraestructura bipartidaria del presidente Biden incluye US $ 3,4 billones para realizar 26 grandes proyectos de construcción y modernización en puertos terrestres de entrada de frontera norte y sur. México se comprometió a invertir US $1,5 mil millones en infraestructura de frontera entre 2022 y 2024. 


Cambios climáticos: Estados Unidos y México se comprometieron a impulsar un ambiente de negocios que promueva una América del Norte más verde y limpia, reconociendo la importancia de invertir y apoyar fuentes renovables de energía. Allá de eso, se dispusieron a combatir las emisiones de metano y petróleo y gas y otros sectores, acelerar la transición para vehículos de emisión cero y aprofundar a nuestros esfuerzos para buscar soluciones basadas en la naturaleza, permitiendo que ambos los países se tornem líderes globales en energías limpias y acciones para combatir los cambios climáticos. en apoyo al Global Methane Pledge y Global Methane Pledge Energy Pathway, México y Pemex, en cooperación con los EUA, van a desenvolver un plan de implementación para eliminar la quema y vazamento de gas en las operaciones de extracción de petróleo y gas y identificar proyectos prioritarios para inversiones.

 

Violencia, drogas y tráfico de seres humanos: Por medio del Entendimiento Bicentenario sobre Seguridad, Salud Pública y Comunidades Seguras, ambos los países se comprometieron a trabajar juntos para abordar las principales cuestiones de seguridad que afectan a la relación bilateral, incluyendo el tráfico de fentanilo, de armas y de seres humanos que intentan cruzar la frontera. También se han comprometido a profundizar la cooperación para combatir a organizaciones criminales transnacionales que fomentan la violencia en los dos países. Reafirmamos los esfuerzos operacionales robustos entre las agencias de aplicación de la ley para lidiar con esos esfuerzos primordiales de seguridad. Nos comprometemos a  establecer un grupo de trabajo operativo EUA-México para interrumpir el flujo de fentanilo en nuestros países.


Inmigración: Con base en los compromisos asumidos en la Cumbre de las Américas por veinte y uno países del hemisferio en conformidad con la Declaración de Los Ángeles acerca de migración y protección, ambos los países se comprometieron a adoptar medidas inmediatas y coordinadas para administrar los flujos de migrantes que llegan a México y a los Estados Unidos. Reconocen que es necesario atacar las causas subyacentes a la inmigración, como el desenvolvimiento de los países de origen del flujo migratorio y, para eso, irán acelerar y expandir programas de cooperación internacional enfocados en las comunidades más marginalizadas. Al mismo tiempo, mantendrán fuertes políticas de fiscalización en las fronteras, garantizando la protección total de los derechos humanos. Allá de eso, los países se comprometieron a lanzar un grupo de trabajo bilateral sobre rutas de migración laboral y protección de los trabajadores. Trabajaremos para promover mayores protecciones a los trabajadores como parte de una estrategia de movilidad laboral para trabajadores migrantes que buscan acceso por vías legales. México y Estados Unidos también convocarán un grupo de trabajo para fortalecer nuestra respuesta transfronteriza a la inmigración infantil.


Como podemos comprobar, afuera el comprometimiento de México de aumentar las importaciones de leche, fertilizantes y raciones, o aún el compromiso de Biden en utilizar los hondos del proyecto Build Back Better para modernizar la infraestructura de frontera, la reunión no ha traído resultados palpables para lograr los otros objetivos, como inmigración, crimen organizado y cambios climáticos. En un lado, México puede tener buena voluntad en resolver problemas listados en el comunicado conjunto, pero necesita medios para eso, más aún cuando el país enfrenta violencia de los carteles de drogas y los propios esfuerzos del gobierno Obrador de mejorar la infraestructura del país. En el lado de los Estados Unidos, no faltan medios, ya que es el país más rico del mundo. En este caso, falta la voluntad política de las élites del país, pues en que pesen las reiteradas promesas de Joe Biden y de la burocracia del Partido Demócrata, la actuación del Partido Republicano en el Congreso y la mayoría conservadora en la Corte Suprema bloquean cualquier reforma sustantiva. 

 

Los discursos de apoyar el desarrollo de países de América Latina, especialmente países del Triángulo Norte de Centroamérica necesitan de acciones significativas. La recién-creada Finance Development Corporation (DFC) que serviría de soporte para inversiones en infraestructura en América Latina no logró sus objetivos aún. Para eso, basta consultar proyectos activos para la región para comprobar que mucho poco está siendo hecho para modificar el panorama económico de países latino-americanos y caribeños. 


La gestión de Joe Biden está frustrando a sus electores por su discapacidad de entregar todo que requirieron, principalmente la población Latino/hispana del país. Los resultados prácticos relacionados a los cambios climáticos, la ampliación de asistencia social, legalización de la inmigración, etc., son ordinarios. Mientras tanto, una persona calificada como la Primera Dama, Profesora Doctora Jill Biden, intenta agradar a la comunidad con elogios vacíos y, como en el caso de los “tacos”, inadecuados. El tiempo se estrecha para las elecciones de noviembre. Así pués como en la reunión de plana entre Biden y López Obrador, restan las palabras y carecen las acciones. 


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