Tras dos años en el cargo, Joe Biden realizó su primera visita como presidente a la frontera entre Estados Unidos y México bajo fuertes críticas por la forma en que su gobierno maneja la crisis migratoria en el país.

A pesar de que aparentemente no se encontró con ningún migrante en el "Centro de Servicios para Migrantes" del condado de El Paso, el presidente inspeccionó un concurrido puerto de entrada en su primera parada y luego caminó a lo largo de una cerca de metal que separa la ciudad estadounidense de Ciudad Juárez.

Biden enfrenta críticas tanto de los republicanos, que culpan a su administración por la crisis fronteriza, como de los activistas por los derechos de los inmigrantes, que lo acusan de establecer políticas despiadadas similares a las de Donald Trump. El 5 de enero, el presidente dijo que Estados Unidos comenzará de inmediato a rechazar a los cubanos, haitianos y nicaragüenses que crucen ilegalmente la frontera con México, e instó a los inmigrantes a no presentarse en la frontera y solicitarsus visas legalmente.

Según un artículo de Associated Press, “En una señal de las profundas tensiones por la inmigración, el gobernador de Texas Greg Abbott, republicano, le entregó a Biden una carta tan pronto como aterrizó en el estado que decía que el 'caos' en la frontera era un 'resultado directo' de la decisión del presidente de violación de las leyes federales. Más tarde, Biden sacó la carta del bolsillo de su chaqueta durante su gira y les dijo a los periodistas: "Todavía no la he leído".

La visita de Biden se produjo en un momento en que los cruces fronterizos ya se habían reducido drásticamente en El Paso. Aún así, Rosa Flores de CNN “informó que cientos de migrantes, incluidos niños, vivían en la calle después de cruzar a Estados Unidos por El Paso. Y casi 1,000 migrantes adicionales estaban bajo custodia federal en centros de detención en El Paso hasta el domingo [8], según el Panel de Migrantes de El Paso”.

También según Associated Press, el juez del condado de El Paso, Ricardo Samaniego, dio la bienvenida a la visita de Biden, pero dijo que la actual pausa en las llegadas impidió que el presidente viera el tamaño del grupo de recién llegados.

El Paso es actualmente el mayor corredor de cruces ilegales, en gran parte debido a los nicaragüenses que huyen de la represión, el crimen y la pobreza en su país. Se encuentran entre los inmigrantes de cuatro países que ahora están sujetos a una expulsión acelerada según las nuevas reglas promulgadas por la administración Biden. Según la misma publicación, “los recientes anuncios de política de Biden sobre seguridad fronteriza y su visita fronteriza tenían como objetivo en parte mitigar el impacto de las próximas investigaciones de inmigración prometidas por los republicanos de la Cámara”.

El número de migrantes que cruzan la frontera entre Estados Unidos y México aumentó considerablemente durante los dos primeros años del mandato de Biden. Hubo más de 2,38 millones de personas que llegaron a la frontera en el año político que terminó el 30 de septiembre, la primera vez que el número supera los 2 millones.

“Estados Unidos también rechazará a los inmigrantes que no busquen asilo primero en un país por el que viajaron de camino a Estados Unidos. Se les pide a los migrantes que completen un formulario en una aplicación de teléfono para que puedan ir a un puerto de entrada en una fecha y hora programadas”, informó Associated Press.

El secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, dijo a los periodistas a bordo del "Air Force One" que el gobierno está tratando de "fomentar una manera segura y ordenada y eliminar las organizaciones de contrabando", diciendo que las políticas "no son una prohibición", sino un intento de proteger a los migrantes de el trauma que puede crear el contrabando.