En las elecciones presidenciales de 2020, el demócrata de carrera Joe Biden obtuvo once votos en el colegio electoral de Arizona, un estado situado en el sur de Estados Unidos. La carrera contra el expresidente Donald Trump fue extremadamente reñida, con Biden ganando el 49,4% de los votos y Trump, con el 49%. Además de este resultado histórico, Arizona ha sido escenario de otros importantes cambios electorales, como la victoria de la demócrata Katie Hobbs para el gobierno estatal -cargo que asumió en enero de 2023- frente a la republicana Kari Lake, destacada partidariade Trump, y la doble derrota de la republicana Martha McSally, exsenadora suplente que no logró ser elegida en2018 y 2020. En otras palabras, el estado que antes era muy favorable a John McCain y a los líderes republicanos, ¿ahora puede considerarse un lugar “púrpura”, que no sólo apoya al Partido Republicano (GOP), sino también a figuras liberales importantes para la escena nacional estadounidense? La respuesta está en el panorama cambiante que ha estado atravesando Arizona en los últimos años, ya sea en política o en su demografía.
Aunque las elecciones de 2020 mostraron la nueva fuerza del Partido Demócrata en el estado, no es sólo por eso que ya se podían notar transformaciones. En 2016, por ejemplo, Trump ganó el estado con el 49% de los votos, apenas unos puntos por encima del segundo lugar, Hillary Clinton, que obtuvo el 45,5% del electorado. Si bien los republicanos salieron victoriosos frente a Clinton, se pudo notar una mayor intensificación de la disputa con el avance de los demócratas en la carrera presidencial. Es importante recordar que en 2012, Mitt Romney salió victorioso con una ventaja de aproximadamente 10 puntos sobre el demócrata Barack Obama en el estado, teniendo también el republicano John McCain, senador admirado por la mayoría de los votantes, una ventaja de poco más de 8 puntos sobre Obama en 2008.
Otro tema interesante a destacar es que por primera vez desde 1952, Arizona cuenta con dos senadores no republicanos, el demócrata y ex astronauta Mark Kelly, y la independiente Kyrsten Sinema. Además de mostrar una mayor movilización liberal, esta composición de la representación estatal en el Senado de Estados Unidos denota cómo la percepción de un “estado rojo” está desapareciendo, incluso cuando los republicanos siguen siendo fuertes allí. Así, el electorado de Arizona, antes tradicionalmente republicano, empezó a abandonar esta plataforma con el paso de los años, ya sea en las elecciones presidenciales o en las locales, con propuestas partidistas y, sobre todo, por cambios demográficos. Sin embargo, cabe resaltar que estos temas no son históricamente duraderos ya que, en otros momentos del pasado, fue posible percibir diferentes posiciones políticas provenientes de Arizona, como la elección de Bill Clinton en 1996, en la que el entonces presidente obtuvo los votos electorales de este estado en su reelección.
En cuanto a los partidos políticos en cuestión, el Partido Republicano tiene un ideal político más conservador o conservador liberal. Tienen ideas como la defensa de la propiedad privada, el libre mercado y la competencia y los derechos individuales. Defienden el Estado “mínimo” y que las leyes del mercado y la libre competencia regulen la sociedad. El Partido Demócrata se caracteriza por posiciones progresistas, alineadas con la izquierda democrática. Defiende las políticas sociales de bienestar, la intervención del Estado en la economía y la responsabilidad social y comunitaria. Además, comprende la importancia de un papel más activo del gobierno en cuestiones económicas con regulaciones de mercado, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de la población.
Tenga en cuenta que Arizona es conocido por ser un estado republicano, siendo Joe Biden el segundo presidente demócrata en ganar allí. Entonces, debemos entender por qué sucedió esto. De ahora en adelante un factor importante a resaltar sería el crecimiento de la población latina, en la cual las diversas políticas antiinmigrantes de Trump pueden haber afectado mucho a esta población. Otro factor importante es la migración de californianos –predominantemente demócratas– a Arizona, quienes trajeron consigo sus ideales progresistas al estado. Según un artículo publicado en NewsWeek, alrededor de 143,000 residentes de California se mudaron a Arizona entre 2021 y 2022. Hay varias razones que pueden complementar la explicación de este fenómeno, como menor costo de vida, mayor calidad de educación, oportunidades de empleo, entre otros. En 2020, el 63,5% de la población californiana (alrededor de 11 millones de personas) votó por Biden, según CNN. Se entiende que la mencionada ola de migraciones también afectó los resultados de ese año.
La población latina constituye hoy un tercio de la población de Arizona, según datos presentados por Census Bureau (Arizona - Census Bureau Profile), lo que indica la gran influencia de este grupo en los resultados electorales. Según esta información, en 2020, los latinos constituían una población en el estado de aproximadamente 2,2 millones de personas para un total de 7,2 millones de personas en total, algo alrededor del 30,6% de la población del estado. Para ilustrarlo mejor, en 2010 esta proporción era de aproximadamente 1,8 millones de latinos e hispanos en una población absoluta de aproximadamente 64 millones, un aumento de casi el 22,2% en una década. De esta manera, a lo largo de los años y administraciones en la Casa Blanca, esta población vivió los años del gobierno de Trump con sus políticas antiinmigrantes específicas. Sin embargo, además del radicalismo del expresidente, otros hechos generaron indignación y preocupación entre los latinos. Un ejemplo sería un proyecto de ley elaborado en 2010, “Arizona SB 1070”, que pretendía transformar a los agentes de policía en agentes de inmigración para poder acercarse a las personas en función de su origen étnico.
Por todos estos factores, está claro que las consecuencias llegarían en 2020. Joe Biden recibió más del 60% de los votos latinos en Arizona en las últimas elecciones presidenciales. Barrett Marson, un estratega republicano en Arizona, en un artículo para The Washington Post, afirmó: “si hay algo que Donald Trump ha logrado en los últimos años, es transformar Arizona de un estado confiablemente rojo a un estado púrpura”.
Considerando este escenario de polarización y
cambios en el electorado, es necesario pensar en Arizona para las elecciones de
2024 como un lugar impredecible, sin ningún posible candidato victorioso a la
vista. Según la última encuesta presidencial publicada por The New York Times,
Trump lidera el estado con una ventaja de cinco puntos sobre Biden, situación que muestra la fragilidad de la
administración demócrata en el estado. Sin embargo, en otros ámbitos
electorales, como el Senado, Rubén Gallego, probable candidato demócrata al
cargo, viene liderando la disputa con ventajas que superan los siete puntos,
considerándose incluso una candidatura independiente de Kyrsten Sinema. Por lo tanto, los candidatos que definirán la elección
no son los seleccionados por sus partidos, sino los que serán elegidos por el
electorado, que también tiene sus propios intereses. En algunas encuestas, Joe
Biden lidera por ínfimos márgenes frente a Trump en el estado, sin embargo, si
la elección fuera en contra de Nikki Haley, la ex embajadora vencería al actual
presidente con una ventaja de nueve puntos. Por lo tanto, es necesario mirar detenidamente al nuevo
“estado púrpura” llamado Arizona, dada toda la imprevisibilidad y competencia
que surge en este lugar del sur de Estados Unidos.