El grave impasse entre el gobernador de Texas, Greg Abbott, y la administración Biden, relacionado con las medidas de seguridad fronteriza y el control de la inmigración, ha encontrado nuevos desafíos.

Según una publicación del Texas Tribune, Daniel Miller, líder del movimiento separatista de Texas, ve la situación como una validación de su creencia de que el estado debería buscar la independencia para proteger sus fronteras. El contexto involucra la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos, que apoyó a la administración Biden en el tema del uso de alambre de púas a lo largo del Río Grande:

“El problema es el parque Shelby de 47 acres en Eagle Pass, donde Texas lleva meses colocando alambre de púas a lo largo del Río Grande para impedir que los inmigrantes crucen. En un fallo de 5 a 4 a principios de la semana pasada, la Corte Suprema de Estados Unidos se puso del lado de la administración Biden, permitiendo a los agentes de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos cortar el alambre para arrestar a las personas que habían cruzado el río”, según el artículo.

El gobernador Abbott, apoyado por una coalición de republicanos poderosos, sostiene que Texas enfrenta una “invasión” de inmigrantes, justificando así el derecho del estado a actuar de forma independiente para proteger sus fronteras. Esta retórica, sin embargo, ha sido criticada por expertos legales y académicos que la ven como una amenaza al sistema federal y como una incitación potencial a la violencia fronteriza.

“Tras el fallo de la Corte Suprema la semana pasada, el representante Clay Higgins, republicano por Luisiana, dijo que 'los federales están organizando una guerra civil y Texas debería mantenerse firme', una publicación que fue compartida y ampliamente celebrada en comunidades de extrema derecha en línea, incluidos aquellos que fueron parte integral de la planificación de las protestas de 'parar el robo' que condujeron al motín del 6 de enero”.

El artículo del Texas Tribune destaca la creciente aceptación de la violencia política en Estados Unidos, como lo indican investigaciones recientes, y se centra en la teoría jurídica de la “invasión” utilizada por Texas para justificar sus acciones. Esta teoría es rechazada por los tribunales y jueces federales, pero aún es defendida por figuras prominentes de la derecha, incluido el expresidente Donald Trump.

Además, destaca la presencia de grupos extremistas y milicias que se han movilizado en torno al conflicto fronterizo, con creciente preocupación por la posibilidad de violencia. La retórica sobre la “invasión” también genera preocupación sobre su asociación con ideologías extremistas, como la “teoría del gran reemplazo”, que promueve falsamente la idea de una conspiración para reemplazar a la población blanca a través de la inmigración y la diversidad.

“Un informe del martes del Proyecto GlobalContra el Odio y el Extremismo encontró que los grupos transnacionales de extrema derecha también aprovecharon el impasse para protestar contra los inmigrantes y proliferar teorías de conspiración infundadas sobre el “desplazamiento intencional de los blancos”.

Los problemas que rodean el estancamiento, incluidos los argumentos legales, han aumentado las tensiones entre los poderes estatales y federales, y los temores de una escalada a conflictos violentos en la frontera de Texas.