Según un artículo publicado por el Centro para el Desarrollo Global, existe una fuerte correlación entre el número de empleos disponibles por persona desempleada y los encuentros reportados por Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) en la frontera. Esta relación sugiere que los factores de atracción, como la disponibilidad de empleos en Estados Unidos, son determinantes importantes del número de personas que cruzan la frontera suroeste del país.
Esta conclusión desafía la narrativa política que se centra en reducir la inmigración mediante una aplicación de la ley más agresiva en la frontera entre Estados Unidos y México. Dany Bahar, economista responsable del estudio, destaca que la migración en el hemisferio occidental alcanzó un récord de 2 millones de personas por año, sin grandes eventos en el hemisferio que expliquen este aumento, excepto el mercado laboral en Estados Unidos.
El estudio demuestra que, aunque algunos países como Venezuela, Cuba y Haití enfrentan problemas económicos persistentes, la mayoría de América Latina ha regresado a los niveles de desempleo y PIB per cápita previos a la pandemia. Bahar reconoce que los factores de empuje, como la crisis en Venezuela, siguen influyendo en la migración, pero la tendencia a largo plazo está dominada por factores de atracción en Estados Unidos.
La correlación entre las rigideces del mercado laboral y la inmigración ha sido constante durante los últimos 25 años, independientemente del partido político en el poder en Estados Unidos. Sin embargo, esta correlación se ha vuelto más evidente desde la pandemia. Bahar señala que incluso durante los años de Trump, cuando hubo una reducción general de los cruces, la relación entre la migración y las rigideces del mercado laboral siguió siendo positiva.
En resumen, el estudio sugiere que la disponibilidad de empleos en Estados Unidos es un factor clave en los flujos migratorios, más que los acontecimientos políticos o económicos en América Latina.