En los primeros 100 días del segundo mandato de Donald Trump, el gobierno de Estados Unidos ha promovido una intensa retórica sobre una supuesta campaña récord de arrestos y deportaciones de inmigrantes. Sin embargo, los datos oficiales contradicen directamente estas acusaciones. A pesar de la propaganda de acciones contundentes —como el envío de militares a ayudar en la frontera y la exhibición de arrestos en redes sociales—, las cifras reales muestran que la nueva administración no sólo infló los datos sino que se quedó atrás de las cifras del gobierno anterior.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS), en un comunicado difundido a finales de abril, afirmó que ya había deportado a más de 135.000 inmigrantes y arrestado a más de 151.000 en solo tres meses, cifras que, según el gobierno, superarían los totales del año fiscal 2024 bajo la presidencia de Joe Biden. La realidad, sin embargo, apunta en otra dirección: el número real de deportaciones durante este período fue de aproximadamente 72.000, prácticamente la mitad de lo anunciado y considerablemente menor que las 272.000 expulsiones realizadas durante todo el último año de la administración Biden, según el informe de Trac.
La discrepancia no se limita a las eliminaciones. Los arrestos diarios bajo el gobierno de Trump han sido apenas marginalmente más altos que bajo el gobierno anterior, con un promedio de 778 arrestos por día versus 759 bajo el gobierno de Biden, una diferencia de apenas el 2%. Las deportaciones diarias bajo el gobierno de Trump son en realidad un 1% más bajas que el promedio durante la administración anterior.
Además de las inconsistencias numéricas, otro punto preocupante es la falta de transparencia. Los informes quincenales sobre inmigración, tradicionalmente publicados por ICE, han sido suspendidos o retrasados. La publicación de datos sólo se reanudó después de críticas públicas y semanas de retraso, lo que comprometió la capacidad de monitorear el desempeño real de la política migratoria.
La retórica oficial también se basa en narrativas alarmistas. El gobierno dice que se está centrando en criminales y miembros de pandillas peligrosas, pero muchos de los arrestados dicen que fueron detenidos por situaciones rutinarias, como comparecencias rutinarias ante ICE o entrevistas relacionadas con la obtención de documentos legales. Estos informes exponen el contraste entre el discurso de lucha contra la delincuencia y la práctica de detener a inmigrantes en situaciones no relacionadas con amenazas a la seguridad pública.
Aunque la administración Trump insiste en presentar una imagen de fortaleza y eficiencia en la aplicación de la ley migratoria, los datos muestran que hay más espectáculo que sustancia en su política. Con cifras infladas, falta de transparencia y acciones con impacto simbólico, la actual administración parece invertir más en crear una narrativa que en presentar resultados efectivos y documentados. Para los analistas y defensores de los derechos civiles, el desafío ahora es mantener el escrutinio de estas acusaciones y garantizar que la realidad de los hechos no quede eclipsada por la retórica oficial.