La encuesta realizada por The Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research revela un panorama complejo de actitudes de los estadounidenses respecto de las políticas de inmigración y seguridad en la frontera sur de Estados Unidos. Existe un consenso significativo sobre la necesidad de fortalecer la seguridad fronteriza y llevar a cabo deportaciones selectivas, especialmente de inmigrantes condenados por delitos violentos. Sin embargo, las medidas más amplias propuestas por el presidente Donald Trump, como las deportaciones masivas y las restricciones a los derechos de ciudadanía para los hijos de inmigrantes ilegales, están causando divisiones y encontrando resistencia por parte de parte de la población.
Las preocupaciones sobre la inmigración han sido un tema central en la política estadounidense, acentuadas por el aumento de los cruces ilegales durante el mandato del presidente Joe Biden, que han alcanzado máximos históricos. A pesar de la posterior disminución de estas cifras debido a medidas de control más estrictas, el recuerdo de este aumento y los desafíos que enfrentaron las ciudades que recibieron a los inmigrantes transportados por gobernadores republicanos influyeron en la opinión pública, según AssociatedPress. La mitad de los encuestados cree que el gobierno gasta poco en seguridad fronteriza, lo que refuerza la demanda de un enfoque más duro.
Mientras que una porción considerable de la población, 4 de cada 10 adultos estadounidenses, apoya la deportación de todos los inmigrantes indocumentados, otra porción, también 4 de cada 10 adultos, se opone a esta medida, lo que refleja una división en la sociedad estadounidense. Además, la idea de eliminar el derecho a la ciudadanía automática para los hijos de inmigrantes ilegales no encuentra un apoyo mayoritario, ya que solo el 30% de los entrevistados se muestran a favor de este cambio constitucional, mientras que alrededor de 2 de cada 10 son neutrales, y alrededor de la mitad están algo o muy en contra.
La encuesta también destaca las opiniones encontradas de los estadounidenses sobre la cooperación entre la policía local y las autoridades federales de inmigración. Aunque la mayoría está de acuerdo en que dicha cooperación debería darse al menos en algunos casos, pocos abogan por un enfoque sin restricciones (sólo 1 de cada 10 adultos estadounidenses). Además, medidas más drásticas, como los arrestos de inmigrantes en iglesias y escuelas, son ampliamente impopulares, incluso entre los republicanos.
El estudio señala que, a pesar del deseo de un mayor
control sobre la inmigración, existe un límite a lo que la población considera
aceptable. La implementación de políticas duras puede generar resistencia y
controversia, lo que refleja un delicado equilibrio entre la seguridad nacional
y los principios humanitarios que dan forma al debate sobre inmigración en
Estados Unidos.