Ha habido una reducción significativa en el número de migrantes que llegan a la frontera entre Estados Unidos y México para 2024. Si bien esto puede verse inicialmente como una victoria para las políticas de control migratorio, una publicación de Washington Office on Latin America (WOLA) destaca que esta caída en realidad representa una consecuencia de medidas duras que no abordan las causas reales de la migración.

La disminución en las llegadas de migrantes es el resultado de políticas más restrictivas adoptadas por Estados Unidos, México y otros países centroamericanos. Estas medidas incluyen aumentar el control fronterizo, deportar a migrantes e implementar procedimientos más estrictos para solicitar asilo.

Sin embargo, el texto critica estas políticas como soluciones temporales e ineficaces que sólo posponen el problema. Según el autor, Adam Isacson, los motivos que llevan a miles de personas a migrar, como la pobreza extrema, la violencia, la crisis climática y los regímenes políticos represivos, siguen siendo fuerzas poderosas. Estos factores empujan a muchas personas a arriesgar sus vidas para llegar a Estados Unidos, y las políticas represivas no pueden detener este flujo a largo plazo. Por el contrario, la represión empuja a muchos migrantes a buscar rutas más peligrosas y colocarse en situaciones más vulnerables.

El sistema de asilo estadounidense también es criticado por ser insuficiente para hacer frente a la creciente demanda. En lugar de dar la bienvenida a los inmigrantes y procesar sus solicitudes de manera justa, el gobierno ha implementado políticas cada vez más duras que incluyen barreras legales y físicas que dificultan o imposibilitan el acceso al asilo. Además, el texto menciona que las autoridades fronterizas, especialmente en el estado de Texas, están intensificando medidas para impedir el ingreso de migrantes, lo que incluye el uso de tácticas de disuasión y arrestos masivos.

A pesar de la caída en el número de migrantes en la frontera, esto no debe verse como una señal del éxito de las políticas migratorias. Más bien, el texto sugiere que esta caída representa un “control temporal” sobre una situación mucho más compleja y persistente. Por lo tanto, los intentos de migración continuarán mientras no se aborden las causas subyacentes, como la inestabilidad económica y la inseguridad en las regiones de origen de los migrantes. Sin cambios estructurales en estas áreas, la migración a Estados Unidos probablemente aumentará nuevamente en el futuro.

Las consecuencias humanitarias de estas políticas están avanzando, con un aumento de los abusos, secuestros, violencia y muertes de migrantes a lo largo del viaje. Muchos de ellos, cuando se les impide seguir rutas más seguras, se ven obligados a recurrir a rutas más peligrosas, controladas por traficantes de personas y cárteles de la droga.

Por lo tanto, mientras Estados Unidos y otros países de la región se centren en políticas de contención en lugar de enfoques más holísticos que aborden las causas de la migración, la crisis migratoria seguirá intensificándose. La represión puede reducir temporalmente las cifras, pero no resolverá los problemas estructurales que obligan a tantas personas a huir de sus países en busca de una vida mejor.