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LA ELECCIÓN DE DONALD TRUMP Y LOS IMPACTOS DE LA INMIGRACIÓN EN EE.UU.

Thais Caroline A. Lacerda / Greiciele da Silva Ferreira | 26/11/2024 15:03 | ANÁLISIS
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La reciente victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos saca a la luz una serie de implicaciones significativas para la política interior y exterior del país, especialmente en lo que respecta a la inmigración y las relaciones internacionales. El análisis de las promesas de campaña de Trump, así como de las reacciones a su regreso al poder, revela un escenario complejo que podría impactar no solo a Estados Unidos, sino también a América Latina y otras regiones del mundo.


Entre sus promesas, Trump se comprometió a implementar una serie de medidas estrictas en relación a la inmigración, incluido el cierre de fronteras y la revocación del Estatus de Protección Temporal (TPS), que ha beneficiado a miles de venezolanos, haitianos, nicaragüenses y cubanos en los últimos años.


Durante su primer mandato, Trump ya había promovido deportaciones masivas. Sin embargo, un análisis realizado por el Instituto Cato reveló un panorama complejo de la efectividad y las contradicciones de la política migratorias implementadas por Donald Trump durante su mandato, cuestionando si estas políticas realmente brindaron mayor seguridad pública, como él afirma. En aquella ocasión, Trump construyó gran parte de su discurso político en torno a la promesa de “seguridad” con la propuesta de un control estricto de la inmigración y la deportación masiva de no ciudadanos, muchos de los cuales tenían antecedentes penales, una retórica que aún se mantiene constantemente hoy. Los datos proporcionados por el Instituto Cato, obtenidos a través de la Ley de Libertad de Información, indican que estas políticas han tenido impactos negativos no deseados, incluido el aumento de las entradas ilegales de criminales y la liberación de personas con condenas graves.


En primer lugar, la promesa de seguridad pública derivada de las deportaciones masivas se contradice con estudios que muestran que los inmigrantes, tanto legales como indocumentados, tienden a cometer menos delitos que los ciudadanos nativos. Según un estudio del Transactional Records Access Clearinghouse (TRAC) de la Universidad de Syracuse, el 60,7% de los 38.863 inmigrantes actualmente detenidos por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) de Estados Unidos no tienen antecedentes penales. Entre las personas con antecedentes penales, muchas fueron arrestadas por infracciones menores, como infracciones de tránsito. Este hallazgo pone en duda la narrativa de Trump de que el sistema de detención de ICE se centra en personas con antecedentes penales importantes.


Los datos también revelan que la deportación masiva, además de ser costosa, es contraproducente, ya que saca del país a personas que, estadísticamente, tienen menos probabilidades de cometer delitos, debilitando la seguridad de varias comunidades. Otras investigaciones y estudios también del Instituto Cato indican que la presencia de inmigrantes en las comunidades se asocia con menores tasas de delitos violentos, como homicidios, y menores tasas de problemas relacionados con las drogas. Por tanto, una política que priorice a los delincuentes altamente peligrosos traería más beneficios a la seguridad pública.


En segundo lugar, la administración Trump, según el informe, no se centró en deportar a los delincuentes condenados. En los primeros días de su administración, Trump derogó las directrices de la era Obama que ordenaban a las fuerzas del orden priorizar el arresto y la deportación de inmigrantes que representaban amenazas a la seguridad pública. Este cambio resultó en que se utilizaran recursos para detener a solicitantes de asilo y separar familias, reduciendo significativamente la prioridad otorgada a inmigrantes con antecedentes penales graves. Durante el apogeo de la separación familiar, Trump cambió el enfoque de la deportación de criminales a la detención de inmigrantes con problemas administrativos como visas vencidas, dejando a miles de criminales graves libres en el país. Específicamente, los datos muestran que durante la administración Trump, casi 58.184 no ciudadanos con antecedentes penales fueron liberados, incluidos 8.620 criminales violentos y 306 asesinos. La agencia de inmigración, ICE, ha informado de un aumento en los casos de no ciudadanos con reincidencia debido a fallas en el proceso de aplicación de la ley.


Otro punto destacado en el análisis es el efecto de las políticas de deportación masiva sobre la eficacia del propio control fronterizo. La falta de priorización de los delincuentes graves provocó una serie de fallas en el sistema que alentaron la entrada de criminales reincidentes. Las políticas de Trump han facilitado que los criminales regresen al país después de intentos fallidos de entrada, según datos de Freedom of Information Act(FOIA) que muestra un aumento de tres veces en el número de cruces ilegales por parte de criminales condenados durante su mandato. El Departamento de Justicia ha advertido que una represión excesiva contra los solicitantes de asilo ha permitido que más criminales escapen a la detección. Estas acciones culminaron en un aumento récord de evasiones fronterizas en 2020.


Al comparar el desempeño de Trump con el de Biden en temas fronterizos, con énfasis en el arresto y deportación de criminales graves, el informe revela que el promedio de deportaciones mensuales de estos individuos en 2024, reportado por ICE, fue superior al récord de Trump en diciembre de 2020. Trump impulsó las deportaciones masivas, Biden se centró en las expulsiones selectivas de delincuentes graves, un enfoque considerado “más eficaz” para la seguridad pública.


A pesar de que, según estos estudios, la gestión de fronteras se considera cualitativamente mejor, bajo la administración Biden, entre 2021 y 2023, aproximadamente 2 millones de migrantes ingresaron a Estados Unidos principalmente a través de la frontera sur con México, con 1,1 millones deportados solo en el último año y 400 mil en junio de 2024. Hoy existe la posibilidad de que, bajo una nueva administración Trump, estas cifras aumenten exponencialmente.

 

TRUMP DE NUEVO EN EL PODER: CÓMO VOTARON CINCO GRUPOS DEMOGRÁFICOS

Aunque fue condenado penalmente, Trump ganó las elecciones en estados decisivos como Georgia y Carolina del Norte. Eran estados donde los demócratas se consideraban competitivos, con lo que algunos grupos contaban con la entonces vicepresidenta Kamala Harris para fortalecer su base política y derrotar a Trump - votantes jóvenes y diversos y mujeres preocupadas por la reversión del derecho al aborto bajo su mando por parte de un republicano - terminaron moviéndose hacia Trump.


Aun así, hubo una marcada polarización entre los votantes: mientras las mujeres tendían a apoyar a Harris, los hombres se inclinaban más a votar por Trump. Además, el creciente apoyo a Trump entre los hombres latinos y otros grupos demográficos refleja un cambio significativo en el electorado que podría alterar el panorama político en Estados Unidos.


A medida que los trabajadores inmigrantes continúan impulsando el crecimiento económico, su influencia política también se vuelve cada vez más significativa, particularmente en estados indecisos como Nevada. El estado ha experimentado un dramático aumento del 724% en anuncios en español desde las elecciones de 2020, y el 25% de los anuncios de las elecciones presidenciales ahora se publican en medios en español, según informó Bloomberg.


Una encuesta reciente realizada por la Hispanic Federation y la Latino Victory Foundation encontró que el 64% de los latinos informaron haber sido contactados por campañas u organizaciones de movilización de votantes, un aumento notable desde principios de septiembre, cuando la mitad no había recibido ninguna comunicación. La cifra es especialmente significativa teniendo en cuenta que, hasta principios de septiembre de este año, uno de cada dos latinos no había sido contactado por ningún partido político.


La encuesta AP VoteCast (una encuesta del electorado estadounidense realizada por NORC en la Universidad de Chicago (para Fox News, PBS News Hour, The Wall Street Journal y The Associated Press) analizó el desempeño electoral de Donald Trump, quien con su victoria en las últimas elecciones logró consolidar su base tradicional y ampliar ligeramente su alcance, logrando avances pequeños pero significativos entre los votantes negros y latinos, así como entre hombres y mujeres, Trump mantuvo su apoyo entre los votantes blancos de mayor edad y logró avances en algunos grupos tradicionalmente demócratas. La vicepresidenta Kamala Harris luchó por replicar los avances logrados por Joe Biden en 2020. 1) Votantes blancos: la mayoría de los votantes de Trump siguen siendo blancos, manteniendo una composición de aproximadamente el 80%, similar a 2020. Alrededor de dos tercios de los votantes de Harris eran blancos, lo que también refleja la coalición de Biden en las elecciones anteriores. La mayoría de los votantes blancos apoyaron a Trump, y poco menos de la mitad optó por Harris, y esto fue especialmente notable en estados cruciales como Pensilvania, Michigan y Wisconsin, donde Trump logró aumentar su apoyo a pesar de perder esos estados en 2020. 2) Votantes negros: Harris contó con el apoyo de la mayoría de los votantes negros (alrededor del 80%), pero con una caída respecto del 90% que votó por Biden anteriormente. Trump logró aumentar su apoyo entre los hombres negros más jóvenes, casi duplicando su porcentaje de votos entre ese grupo: alrededor del 30% de los hombres negros menores de 45 años votaron por él, lo que representó una ganancia significativa para un grupo típicamente alineado con los demócratas. 3) Votantes latinos: Entre los votantes latinos/hispanos, Harris aún mantuvo más de la mitad de los votos, pero el apoyo cayó en comparación con Biden, que contaba con el apoyo de alrededor del 60% de los latinos en 2020. Trump logró reducir este margen, especialmente entre Los hombres latinos, donde casi la mitad votó por Harris, frente al 60% que anteriormente apoyaba a Biden. Este aumento indica un movimiento gradual de los latinos hacia Trump, quien se ha centrado en cuestiones de valores tradicionales para atraer a esta base. 4) Votantes femeninas: Trump también logró avances entre las mujeres. Harris tenía una ligera ventaja entre las votantes femeninas (53% frente al 46% de Trump), pero no igualó el desempeño de Biden, que había obtenido el 55% del voto femenino en 2020. Trump mantuvo su apoyo entre las mujeres blancas, poco más de la mitad de quien votó por él. 5) Votantes masculinos: Trump registró avances modestos entre los votantes masculinos, consolidando su ventaja. El cambio en el apoyo entre los hombres fue pequeño, pero relevante para por su victoria.


Se observa que los avances de Trump se observaron principalmente entre los votantes negros y latinos más jóvenes y entre hombres y mujeres, no logrando Harris igualar el apoyo que tuvo Biden en estos mismos grupos en 2020. Esto demuestra una base republicana que, aunque todavía abrumadoramente blanca, logró atraer votantes de diferentes etnias y géneros, generando una coalición ganadora.

 

LA POLÍTICA DE DEPORTACIÓN MASIVA DE DONALD TRUMP

A pesar de las controvertidas declaraciones de los partidarios de Trump y su retórica antiinmigrante, Trump aumentó su apoyo entre los votantes latinos, pasando del 32% en 2020 al 45% en 2024, mientras que los demócratas sufrieron una caída significativa en esa base. En 2016, Hillary Clinton ganó el voto latino por 38 puntos porcentuales y Joe Biden mantuvo un margen de 33 puntos en 2020, pero este año, la vicepresidenta Kamala Harris tenía sólo una ventaja de ocho puntos porcentuales.


La estrategia de Trump para 2024 incluía una campaña culturalmente adaptada para los latinos, con anuncios en español, menciones a elementos de la cultura latina y mesas redondas para discutir temas como la economía y la seguridad fronteriza. Las encuestas a pie de urna indicaron que estas acciones tuvieron un impacto positivo entre los latinos, con un 45% identificándose como republicanos, un aumento notable en comparación con años anteriores.


Una publicación de la organización Stateline examinó las propuestas de Donald Trump para una política de inmigración más dura, centrándose en su plan para llevar a cabo un programa de deportación masiva, que describió como “el más grande en la historia de Estados Unidos”, si es reelegido. El análisis incluye las implicaciones políticas, jurídicas, económicas y sociales de tal enfoque, así como la viabilidad práctica de su implementación.

 

Propuestas y limitaciones

Trump planea federalizar la Guardia Nacional, movilizar tropas militares y construir centros de detención para acelerar el proceso de deportación. También propone revocar programas como DACA  (Deferred Action for Childhood Arrivals) y TPS (Temporary Protected Status), como ya se mencionó, que actualmente protegen a cientos de miles de inmigrantes de la deportación. Además, busca hacer cumplir la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 para deportar a inmigrantes con antecedentes penales y presionar a los estados y ciudades santuario para que cooperen con las autoridades federales.


Los expertos dicen que el éxito de estas políticas depende de la colaboración de los estados y las ciudades, especialmente porque muchos de ellos, como los llamados santuarios, limitan o retienen el apoyo a ICE. Las leyes estatales contra la inmigración no autorizada, adoptadas en estados como Arizona, Texas y Florida, enfrentan desafíos constitucionales, mientras que las ciudades santuario continúan resistiendo. Aún así, Trump está considerando retener fondos federales de jurisdicciones que no cooperen.


Es importante señalar que, para deportar alrededor de 1 millón de personas por año, se necesitarían 88 mil millones de dólares anuales, según estimaciones del American Immigration Council. Estos costos implicarían la ampliación de los tribunales de inmigración, los agentes encargados de hacer cumplir la ley y los centros de detención. Además, algunas naciones se niegan a aceptar a sus ciudadanos deportados y la burocracia interna en Estados Unidos puede dificultar el proceso. Sin embargo, los expertos sugieren que, con la experiencia adquirida en el primer mandato, una nueva administración Trump puede ser más eficaz para superar esos obstáculos.


En términos de impactos económicos y sociales, la política de deportación masiva tendría implicaciones significativas, como escasez de mano de obra, reducción de las contribuciones fiscales y un impacto en el sector agrícola y de servicios, donde trabajan muchos inmigrantes; además de impactos sociales, como la separación de familias con estatus mixto, deportaciones que afectan especialmente a estados como California, Texas y Florida, que albergan a casi la mitad de los inmigrantes indocumentados del país.


Aunque Trump prometió deportaciones masivas en su primera campaña presidencial, las deportaciones anuales durante su administración han sido inferiores al récord establecido por Barack Obama en 2013. Los expertos creen que un segundo mandato más organizado podría aumentar significativamente las cifras.


En cuanto al principal destinatario de las deportaciones, destacan los inmigrantes con órdenes de expulsión pendientes (alrededor de 1,3 millones de personas); personas con antecedentes penales (662 mil casos identificados por ICE) y beneficiarios de programas temporales como DACA y TPS. Además, millones de casos de asilo pendientes podrían verse afectados por cambios en la aplicación de la ley.

 

EL IMPACTO DE LA INMIGRACIÓN EN LA ECONOMÍA ESTADOUNIDENSE

Los inmigrantes contribuyen significativamente a la economía, tanto directamente, a través de un aumento del Producto Interno Bruto (PIB), como indirectamente, fortaleciendo sectores estratégicos. Representando el 17% del PIB estadounidense y generando alrededor de 3,3 billones de dólares, la presencia de inmigrantes en el mercado laboral y su perfil demográfico, a menudo joven y emprendedor, impulsa el PIB per cápita, lo que se refleja en un mayor nivel de vida para toda la población.


Pagando aproximadamente $525 mil millones anualmente en impuestos federales, estatales y locales, incluidos $50 mil millones de inmigrantes indocumentados (aunque, a menudo, no tienen acceso a los beneficios del gobierno), contribuyen a sostener la seguridad social y reducir el déficit federal. En este sentido, la Oficina de Presupuesto del Congreso estima que la inmigración reciente generará un aumento de 7 billones de dólares en el PIB y 1 billón de dólares en ingresos fiscales durante la próxima década.


Los inmigrantes ocupan puestos esenciales en sectores estratégicos como la salud, la tecnología, la agricultura y la construcción. Los profesionales inmigrantes representan más del 18% de la fuerza laboral sanitaria y han desempeñado un papel crucial en la recuperación económica pospandémica, ayudando a restaurar las cadenas de suministro y satisfacer la demanda de trabajadores calificados. El espíritu empresarial entre los inmigrantes se destaca como un motor de innovación y productividad. Casi la mitad de las empresas de Fortune 500 fueron fundadas por inmigrantes o sus descendientes, y también lideran nuevas empresas de alta tecnología.


El informe “New American Fortune 500 in 2023: The Largest American Companies and Their Immigrant Roots” revela que casi la mitad (44,8%) de las empresas que figuran en Fortune 500 fueron fundadas por inmigrantes o sus hijos. Estas 224 empresas tienen un impacto notable en la economía global, lo que demuestra la importancia de la diversidad de orígenes para la competitividad económica. El impacto de los inmigrantes también se extiende a las nuevas empresas: el 64% de las empresas unicornio estadounidenses (valoradas en miles de millones de dólares) tienen fundadores o líderes inmigrantes, lo que indica que la inmigración impulsa la innovación tecnológica y el espíritu empresarial.


Entre los inmigrantes latinos, el espíritu empresarial está aumentando, con una tasa de creación de pequeñas empresas del 36%, más del doble del promedio general de Estados Unidos. Sin embargo, estos empresarios enfrentan desafíos importantes, como una mayor dificultad para acceder al crédito y menores ingresos iniciales, lo que refleja barreras estructurales para el ascenso económico.

 

Impacto en el mercado laboral

Hay dos perspectivas sobre la relación entre inmigración y empleo para los nativos. Si bien una teoría sugiere que los inmigrantes compiten con los trabajadores nativos, los estudios muestran que los inmigrantes a menudo complementan la fuerza laboral, diversificando habilidades y aumentando la productividad. La inmigración se asocia con el fortalecimiento de las empresas, el crecimiento económico y el mantenimiento de empleos para los trabajadores nativos, además de no impactar negativamente los salarios. Por el contrario, los sectores que demandan habilidades avanzadas pueden ver un aumento salarial gracias a la presencia de inmigrantes.


Los estudiantes internacionales también desempeñan un papel importante, contribuyendo con 40.100 millones de dólares a la economía estadounidense y respaldando más de 368.000 puestos de trabajo solo en el año académico 2022-2023. Esto resalta la intersección entre educación e inmigración como palancas para la innovación y el crecimiento económico.

 

Solución al declive demográfico

La inmigración se destaca como una herramienta esencial para combatir el declive demográfico en Estados Unidos, especialmente en las comunidades rurales donde muchas regiones enfrentan una disminución de la población en edad de trabajar. Los estudios indican que un aumento del 50% en la inmigración anual podría expandir la fuerza laboral en aproximadamente un 13% para 2040, ayudando a sostener la economía y los servicios esenciales como la atención médica. Entre 2010 y 2020, Estados Unidos registró el crecimiento demográfico más lento de cualquier década desde la década de 1930, y en los últimos años nacieron menos niños. Como tal, el país necesitará aumentar los niveles de inmigración para garantizar que puedan seguir apoyando a sus comunidades y seguir haciendo crecer la economía.


El análisis de FWD.us muestra que aumentar los niveles de inmigración en un 50% anual aumentaría la población estadounidense en edad de trabajar proyectada en aproximadamente un 13% para 2040, lo que cubriría las necesidades laborales actuales y crecientes, al mismo tiempo que expandiría aún más la economía estadounidense. Otra investigación de FWD.us revela que más de las tres cuartas partes (77%) de los condados rurales de EE. UU. tienen hoy menos personas en edad de trabajar que hace 20 años. Estas pérdidas pueden paralizar las economías locales y dificultar el acceso de los residentes a la atención médica y otros servicios críticos. Según la publicación, agregar solo 200 nuevos inmigrantes por año revertiría la disminución en casi tres cuartas partes (71%) de estos condados para 2040: “Décadas de datos muestran claramente que los inmigrantes y la inmigración son buenos para Estados Unidos y para los estadounidenses. Es vital que los formuladores de políticas estadounidenses trabajen para preservar y aumentar los beneficios de la inmigración mediante la construcción de nuevas vías legales y el aumento de oportunidades para que los recién llegados se mantengan a sí mismos, participen en sus comunidades locales y contribuyan al éxito y la prosperidad de Estados Unidos”.


A la vista de estos estudios y otros análisis, es posible comprender que la inmigración es un pilar fundamental para la sostenibilidad económica y demográfica de Estados Unidos. Las políticas de inmigración, por tanto, no son sólo una cuestión humanitaria, sino una estrategia económica esencial para afrontar desafíos como el envejecimiento de la población, la escasez de mano de obra y el fortalecimiento del liderazgo global del país.

 

LA INMIGRACIÓN Y LOS DESAFÍOS PARA LA CONDICIÓN POLÍTICA Y ECONÓMICA EN EE. UU.

La inmigración se ha convertido en un tema central y polarizador en la política estadounidense, impulsado por niveles récord de encuentros en la frontera entre Estados Unidos y México y feroces debates sobre sus impactos económicos y sociales. Las encuestas indican un aumento significativo en el número de estadounidenses que quieren reducir la inmigración (55% en 2024, la tasa más alta desde 2001). Al mismo tiempo, los análisis de Congressional Budget Office, como se mencionó anteriormente, resaltan que la inmigración impulsa el crecimiento económico y reduce los déficits fiscales y la inflación.


Aunque la retórica actual sobre la inmigración tiene similitudes con las reacciones nativistas de principios del siglo XX que resultaron en políticas restrictivas como las National Origins Quota Acts de 1921 y 1924, el contexto demográfico es fundamentalmente diferente. Hoy en día, Estados Unidos enfrenta tasas de natalidad en descenso, una población que envejece y una tasa de dependencia de personas mayores en rápido aumento (29% en 2023, proyectado a 37% en 2040). Los inmigrantes, que a menudo llegan jóvenes, ayudan a ampliar la fuerza laboral y mitigar los efectos del envejecimiento demográfico, tanto a corto como a largo plazo, a través de sus descendientes.


Los datos del Migration Policy Institute (MPI) destacan que los inmigrantes y sus hijos desempeñan un papel fundamental en la fuerza laboral. Para 2023, los inmigrantes y descendientes de primera y segunda generación representarán el 27% de la población estadounidense, frente al 20% en 2000. Las proyecciones para 2040 muestran que la segunda generación crecerá un 64%, mientras que la población en edad de trabajar de las familias estadounidenses nacidas en EE.UU. disminuirán.


Los escenarios basados en diferentes políticas de inmigración ilustran la variación en el número de trabajadores inmigrantes en edad de trabajar. Si la inmigración se redujera a cero, la fuerza laboral caería a 18,5 millones en 2040, en comparación con los 46,7 millones bajo una política de inmigración elevada. Esta diferencia de 28 millones de trabajadores demuestra el impacto de la inmigración a la hora de mitigar la tasa de dependencia de las personas mayores y fortalecer la economía. También según el estudio del Migration Policy Institute, reducir la inmigración habría generalizado efectos negativos, entre ellos: 1) Menor crecimiento de la fuerza laboral; 2) Presión sobre programas como el Seguro Social y Medicare, y 3) Reducción del número de niños nacidos en Estados Unidos de familias inmigrantes, perjudicando el futuro de la fuerza laboral. Estos efectos serían más pronunciados en estados con poblaciones en edad de trabajar que ya están disminuyendo, como los del Rust Belt (como Michigan y Pensilvania, por ejemplo).


A pesar de la retórica antiinmigración generalizada de Trump y los republicanos, los datos demuestran la necesidad fundamental de una reforma integral de la política de inmigración para alinear las admisiones de inmigrantes con las necesidades económicas y demográficas de Estados Unidos. En este sentido, es importante crear condiciones para que los inmigrantes y sus descendientes puedan contribuir plenamente a la economía y la sociedad, abordando barreras estructurales, promoviendo oportunidades y aprovechando su potencial.


La propuesta migratoria de Trump para un posible segundo mandato se caracteriza por un enfoque incisivo y medidas que pueden generar divisiones. Mientras sus defensores consideran esta postura una forma de cumplir los compromisos de campaña, sus opositores señalan las consecuencias negativas (algunas enumeradas aquí) en las esferas humanitaria, económica y jurídica.

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