Las principales áreas metropolitanas de los Estados Unidos están experimentando una espectacular recuperación poblacional después de los duros impactos de la pandemia de COVID-19, y el principal impulsor de este crecimiento es la inmigración internacional.
Según nuevos datos del Censo de Estados Unidos, las 55 metrópolis más grandes del país, que habían sufrido un descenso poblacional sin precedentes entre 2020 y 2021, ganaron 2,3 millones de nuevos residentes entre 2023 y 2024. En 21 de estas regiones, la inmigración fue el único factor positivo de crecimiento, compensando incluso las pérdidas de nacimientos y de migración interna. En total, la inmigración fue responsable del 94% del crecimiento poblacional en estos centros urbanos.
Nueva York simboliza este punto de inflexión. La ciudad, que en el punto álgido de la pandemia registró la mayor pérdida de población del país, ahora lidera las ganancias. En 2020-21, el área metropolitana de Nueva York se redujo en 277.000 residentes. Tres años después, volvió a crecer, ganando 213.000 nuevos residentes, la mayoría de ellos procedentes del extranjero.
Según la publicación de Brookings, esta transformación refleja cambios profundos en los flujos migratorios. Durante la pandemia, muchas personas abandonaron los grandes centros urbanos para trasladarse a regiones menos densas del país, especialmente en el sur y el oeste. Ahora, el movimiento ha perdido fuerza. Las ciudades que habían sido destinos de migrantes internos, como Atlanta, Dallas y Tampa, también vieron desacelerarse su ritmo de crecimiento, pero compensaron esta desaceleración con un aumento en la llegada de inmigrantes.
Además de las metrópolis, los condados centrales, como Chicago, Filadelfia y San Francisco, también vieron un retorno al crecimiento. Para 2023-24, casi todos los 37 condados centrales encuestados registraron un crecimiento poblacional, después de años de pérdidas. En la mayoría de los casos, la inmigración fue el factor decisivo.
El escenario marca un marcado contraste con los años de la administración Trump, cuando las políticas migratorias más restrictivas y la pandemia redujeron drásticamente la entrada de extranjeros. Ahora, con la reanudación de los flujos internacionales, las cifras indican que la inmigración se ha vuelto esencial no sólo para revertir las pérdidas demográficas, sino para sostener el crecimiento de las grandes ciudades.
La tendencia es clara: según el estudio, con una población envejecida, unas tasas de natalidad en descenso y una movilidad interna reducida, Estados Unidos dependerá cada vez más de la llegada de inmigrantes para mantener su dinámica económica y urbana. Las proyecciones indican que, sin mayores niveles de inmigración, el país podría enfrentar un descenso poblacional a partir de 2043, con impactos negativos en el mercado laboral y la economía.
Ante este escenario, los expertos advierten de la urgencia de repensar el debate sobre la inmigración. Más que una cuestión política, es ahora una necesidad estratégica asegurar el futuro de las ciudades estadounidenses.